Tuesday, February 20, 2007

El orgasmo del monóxido de carbono es la muerte

Dr. Octavio Féliz Vidal
Médico y Sexólogo

Sorprende la relativa frecuencia con la cual los diarios dominicanos reportan muertes en el interior de vehículos en cabañas por la intoxicación con el gas monóxido de carbono.

Cuando el monóxido de carbono empieza a envenenar a sus víctimas esa sustancia ingresa al Sistema Nervioso Central y provoca somnolencia (sueño) y cierto estado de sensación agradable, un preludio de lo que los patólogos llaman la muerte dulce. Eso explica la razón por la cual la gente cuando se está intoxicando no percibe que está perdiendo la vida y confunde las emociones del placer sexual, el alcohol y las drogas con el efecto del monóxido, iniciando un camino inexorable hacia la muerte con satisfacción e ignorancia.

La ignorancia es precisamente lo que provoca la práctica de dejar un vehículo de motor encendido, generalmente carro o pipeta, en un garaje cerrado, con los vidrios cerrados y aire acondicionado encendido, con la penetración progresiva del gas tóxico al interior del vehículo. Mucha gente ignora el peligro del monóxido de carbono, a tal grado que en algunos salones de belleza y otros negocios, cuando llueve, para proteger la planta la introducen al interior del negocio con el riesgo de intoxicación o con riesgo de provocar efectos menores en los clientes como la cefalea.
Se debe educar a la población acerca del mortal efecto del gas monóxido de carbono. Sería recomendable, debido al número de casos que ocurren todos los años, que Salud Pública y otras instituciones, en coordinación con empresas elaboren campañas de educación para el público para que un encuentro amoroso no se convierta en el final de una joven o adulta vida. La distribución de algún material educativo se podría realizar en hoteles y cabañas y en la población universitaria del país. Algunos spots por radio o televisión ayudarían al público general a cuidarse de las emisiones de monóxido de carbono, tan comunes en el país por la cantidad de vehículos en mal estado y por la cantidad de plantas eléctricas que compensan la falta de energía eléctrica en negocios y viviendas. No se deben compartir espacios cerrados con el monóxido de carbono por el alto riesgo de envenenamiento. Aún en espacios abiertos, como en las grandes ciudades, la gente que se expone gran parte del día al monóxido de carbono, como agentes de tránsito y vendedores callejeros, pueden presentar dolor de cabeza y otras manifestaciones menores.
El conocimiento de temas como el monóxido de carbono no puede ser exclusiva de médicos y químicos; todo ciudadano debe tener una noción clara del peligro al que se expone, muchas veces de manera involuntaria y con ignorancia, por la acción propia o de otra persona.

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